martes, 24 de noviembre de 2009

La Caja


La relación del escritor Richard Matheson con el cine ha sido irregular pero prolífica. Desde su adaptación de Poe en La caída de la casa Usher hasta el guión de El diablo sobre ruedas pasando por las innumerables versiones de su Soy leyenda o las adaptaciones de relatos cortos en La hora de Alfred Hitchcock.

Ahora, Hollywood nos propone volver a uno de sus cuentos de ciencia-ficción que ya fue incluido en la serie La dimensión desconocida. Allí se tituló Botón/Botón y en media hora escasa se adaptaba un relato de 6 páginas. Sin embargo, La Caja necesita dos horas para desarrollar no sólo este cuento sino toda la prolongación delirante, paranoica y marciana (nunca mejor dicho) que el director Richard Kelly se permite perpetrar.

Kelly venía de un fracaso rotundo que ni siquiera se estrenó en España (Southland Tales) y que decepcionó todas las expectativas generadas por su primera película. Donnie Darko es una rareza, una maravilla de culto en la que sus marcianadas encajaban gracias al misterioso poder de sugestión de su extraña historia. En La Caja nada funciona, ni esos giros que dejan estupefacto y al borde de la carcajada al espectador, ni sus protagonistas, que parecen perdidos entre los decorados setenteros y las imágenes gélidas que nos dejan congelados de aburrimiento.

La recomendación: pillar un libro de relatos de Matheson y olvidarse de La Caja.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mi vecino Totoro


Hayao Miyazaki es un nombre mítico de la animación mundial. Aunque algunos nunca perdonaremos la pornografía sentimental de Heidi (http://www.youtube.com/watch?v=F9J3ZIiaSR8), sus logros posteriores son indiscutibles y también indiscutible es la adoración sin límite que le profesan la mayoría de los críticos.

En este caso nos enfrentamos a una paradoja, aún más heavy que la que generan las películas de Pixar. Miyazaki hace sus películas para los niños, pero en España se estrenan en la Plaza de los Cubos y sólo van a verlas treintañeros culturetas. Sus argumentos no son en absoluto adultos, se trata de historias ingenuas, tiernas… Pero ganan premios en los festivales de Berlín y Venecia codeándose en el palmarés con Lars Von Trier o Chan-wook Park.

Mi vecino Totoro (1988, aunque se estrene aquí 20 años después) es la película que le proporcionó su primer gran éxito artístico y que fue todo un bombazo en Japón (allí, sí, también entre los más pequeños). Con una historia desarmantemente ingenua y unos personajes inolvidables (desde Totoro al Gatobús), Miyazaki consigue emocionar. Posteriormente sus argumentos se han retorcido y sofisticado hasta hacerse algo incomprensibles para los occidentales que vemos la cultura japonesa como de otro planeta (La Princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro), pero nadie discute que Miyazaki es un genio… Nadie, excepto los niños españoles que prefieren descargarse Crepúsculo por e-mule.

martes, 10 de noviembre de 2009

La Huérfana


El spanish terror, tan de moda últimamente, no sólo implica el éxito de películas españolas del género en todo el mundo (Rec, El orfanato), sino también la exportación de directores que buscan suerte en otras latitudes.

Es el caso de Jaume Collet-Serra, que venía de dirigir un bombazo en la taquilla americana, La casa de cera, nada menos que con Paris Hilton animando el cotarro. Ahora La Huérfana supone un paso adelante y, aunque respeta en exceso convenciones de la película con psicópata (ese final alargado visto una y mil veces en cientos de películas), su mayor originalidad está en el clima malsano y políticamente incorrecto que introduce la supuestamente dulce Esther en la casa de sus padres adoptivos.

Con una puesta en escena inquietante y retorcida y un cuidado exquisito de los detalles (los cuadros, los tremendos estilismos que se gasta Esther) lo mejor de la película es su excelente reparto, algo no muy habitual en el género. Y por encima de los padres (Vera Farmiga y Peter Sarsgaard), descuellan claramente unos pequeños actores asombrosamente bien dirigidos. Aryana Engineer (Max) nos deja con la boca abierta pese a su cortísima edad, aunque el plato fuerte es la interpretación que hace Isabelle Fuhrman de la huérfana protagonista, auténticamente antológica y que se sitúa desde ya junto a otras tan legendarias como la de Patty McCormack, que con 11 años fue finalista al Oscar por ser una niña perversa en La mala semilla.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Ágora


Más de 16 millones de euros lleva recaudados la última película de Amenábar. Se trata de un triunfo apoteósico del marketing (otro más) de la que fue nuestra “pantalla amiga”, Tele 5. El máximo exponente de la telemierda ha producido a través de Telecinco Cinema la mayoría de los taquillazos españoles de los últimos tiempos, desde El orfanato a Alatriste.

Sorprenden las salas repletas de habituales de “Sálvame de Luxe” al parecer ávidos por conocer la historia de Hypatia de Alejandría. Colas kilométricas, llenos semanales como hacía tiempo no se veían… Debemos felicitar a los que han vendido Ágora como lo que no es y que además han conseguido que sea comprada masivamente incluso por audiencias que últimamente lo más parecido al cine que han visto es “Sin tetas no hay paraíso”

Ágora ha intentado en su promoción hacerse pasar por Troya o por 300, como un gran espectáculo. El problema es que las ambiciones de Amenábar van más allá. Quiere hacer una película comercial, pero sobre todo dar una lección moral. Quiere divertir, pero también hablar de astronomía. Y el resultado final son dos horas insufribles de peplum telefilmesco mezclado con lecciones científicas que parecen impartidas por el profesor Coco en Barrio Sésamo.

Un reparto descompensando (todo el presupuesto se ha gastado en Rachel Weisz, sus pétreos acompañantes parecen sacados de un casting de chaperos) y la tendencia al maniqueísmo del director (esos cristianos terroríficos y unidimensionales) frustran su intenciones de hacer una gran película sobre un gran tema. Amenábar puede ser un buen director de género (Tesis, Los Otros) pero le quedan grandes proyectos como estos. Su éxito no es más que el triunfo de la mediocridad, tan habitual por estos lares, y que tan bien ha sido explicado por Jordi Costa en su cómic “Mis problemas con Amenábar” http://www.elpais.com/articulo/portada/bestia/negra/Amenabar/elppor/20091009elptenpor_3/Tes
http://www.comicdigital.com/1601_1-Avance_de_Mis_Problemas_con_Amenabar.html

domingo, 1 de noviembre de 2009

After


Sólo quedan
Las ganas de llorar
Al ver que nuestro amor
Se aleja
Frente a frente
Bajamos la mirada
Pues ya no queda nada de qué hablar
Nada

Con una canción de Jeannette (http://www.youtube.com/watch?v=gjkk9OTm-r0), que también aparece en la película, finalizaba el trailer de After. Y sin duda la letra es un buen resumen sobre lo que nos ofrece Alberto Rodríguez en su quinta película: Un retrato desolador de tres personajes hundidos en la nada que se reúnen en una noche de excesos para acabar más destrozados de lo que la comenzaron.

En lo que podría ser el reverso oscuro de Resacón en Las Vegas, o cómo la juerga suele no ser un fin en sí misma sino una válvula de escape de las miserias y frustraciones cotidianas, Rodríguez se vale de las versiones paralelas que de un mismo hecho recuerdan los tres personajes (un recurso nacido con Rashomon y que por desgracia el cine no ha explotado como se merece) para con un ritmo frenético introducirnos en las pequeñas y grandes miserias de tres amigos que en realidad saben muy poco los unos de los otros, algo cada vez más habitual en los entornos urbanos.

Secretos y mentiras, drogas y sexo y un final desesperanzador. Un retrato preciso e impactante de parte de una generación que se niega a envejecer y que se refugia en efímeros paraísos artificiales. Le faltan dos cosas para ser totalmente redonda: Alejarse más de los clichés que la acercan peligrosamente a ser una versión cuarentona de Mentiras y Gordas y completar mejor el retrato de unos personajes a veces demasiado desdibujados aunque muy bien interpretados por Toledo, Ulloa y Romero.