jueves, 28 de abril de 2011

Inside Job

Otra injusticia en los Oscars: El premio al Mejor Documental para Inside Job frente a Exit Through the Gift Shop. Mientras esta última era un excelente y sofisticado artefacto que planteaba muchos e inteligentes interrogantes sobre el mercado del arte y sus miembros, la ganadora es un tedioso ejercicio de explicación de la crisis financiera que seguimos sufriendo.

Como en un Barrio Sésamo económico, Charles Ferguson se esfuerza por exponer con claridad lo que ya se ha contado muchas veces (y mejor) en otros documentales e incluso en los telediarios. La burbuja creada a partir de productos derivados, alimentada por la codicia de banqueros y empresarios, etc etc. Y todo con una música chan chan chan de fondo, la narración de Matt Damon que parece estar retransmitiendo un funeral, unos gráficos en rojo pasión más apropiados para un Powerpoint que para una película y una sucesión de fragmentos de entrevistas seleccionados para apoyar la tesis del director.

Hay unos malos malísimos que son, por orden de aparición: Reagan, Greenspan, Bush padre, Bush hijo, profesores de Harvard, de Columbia (¿Por qué no sale Princeton?), Bernanke, y hasta Barack Obama. Todo esto ya lo sabíamos antes de ver el documental pero nos surgen las siguientes preguntas:


  • Mientras los malos hacían tantos desastres ¿Dónde estaban los buenos? ¿O tal vez los buenos no existen?


  • ¿Qué medios de comunicación anticiparon el desastre? ¿Ninguno? ¿Sólo el señor al que entrevista que escribió un libro que nadie conocía hasta que se hizo este documental?


  • ¿Por qué sale como la buena de la película una ministra francesa? ¿En Francia no ha habido crisis?


  • ¿Qué solución propone el documentalista para el problema bancario? ¿No inyectar dinero público en los bancos y que la gente se quede sin sus ahorros como en la crisis de 1929?


  • ¿Por qué en ningún momento se cita a la superpoblación mundial como una de las causas del momento económico que sufrimos en el que la escasez de recursos genera tensiones constantes?


  • ¿No le sorprende al director que tanto abuso por parte de unos pocos no haya generado ninguna movilización social, ni manifestaciones, ni disturbios… excepto en Francia? ¿La era de las redes sociales sólo genera revoluciones en África donde muy pocos tienen acceso a Internet?


  • ¿Conoce Ferguson lo que ha pasado en España, el país “con el mejor sector financiero del mundo"?

Mucho más divertida Wall Street 2, a pesar de los Oscars.



domingo, 24 de abril de 2011

En un mundo mejor

El cine danés hace tiempo que nos sorprende con temáticas muy diferentes a las tratadas en otras latitudes. Sólo en una sociedad tan avanzada podía surgir el movimiento dogma, películas como Celebración o cineastas como Las Von Trier cuyo Anticristo nos dejó hace poco boquiabiertos por su radicalismo. Seguramente cuando todas las necesidades básicas están cubiertas (con trabajo y esplendorosos estado del bienestar más que asegurados) a uno se le empieza a ir la olla y se plantea problemas psicológicos, sexuales o afectivos inéditos en otros países.

Susanne Bier ha ganado el Oscar a la Mejor Película Extranjera con esta historia sobre un médico cooperante en África que se encuentra con que su hijo que lo tiene todo se enfrenta a problemas de acoso en el colegio y a los que le acarrea un nuevo amiguito que no es tan bueno como aparenta. Como en obras anteriores de la directora, el acabado técnico es brillante, pero se echa de menos que vaya más al grano y acaban saturando tantos frentes abiertos: Las relaciones conflictivas de los padres, el niño traumatizado, la madre muerta de cáncer con un sufrimiento extremo, la guerrilla africana atacando un campamento, el líder sanguinario que abre en canal a las embarazadas…Todo un cóctel tremebundo de dramas, bastante inverosímil que se den todos juntos. La propia realizadora reconoce que la violencia en los colegios no es un problema especialmente grave en Dinamarca, pero parece haber querido buscar algo malo en un lugar en el que es difícil encontrarlo. Y esa conclusión sobre la aparente mayor felicidad de los niños más pobres del mundo frente a la frustración de los más afortunados del planeta es, cuando menos, discutible.

viernes, 22 de abril de 2011

Código Fuente

En este mismo blog se hablaba hace un par de años de Luna (Moon), el debut en la dirección de Duncan Jones, el hijo de David Bowie. Pese a las alabanzas que recibió y al montón de premios en el Festival de Sitges, a quien escribe le había dejado algo frío este regreso a la ciencia ficción de los 70 que parecía un capítulo hinchado de Dimensión Desconocida.

Ahora Hollywood le ha encargado Código Fuente y, sobre un guión ajeno, ha construido una película menos personal, menos pretenciosa pero más lograda, más entretenida y menos aburrida. Con un punto de partido algo absurdo (la explicación que se da sobre el código fuente resulta insatisfactoria e incoherente) se construye sin embargo un relato absorbente e inquietante.



Con referentes tan dispares como Atrapado en el tiempo o Expediente X, Jones nos atrapa, nos angustia y nos tiene hora y media sin parpadear pendientes de ese tren explosivo y de ese protagonista enjaulado en una cápsula que no es lo que parece. Ciencia ficción de la buena, de la que engancha y se queda grabada en la mente por mucho tiempo. Ayudan, y mucho, un Jake Gyllenhaall en su punto y una Vera Farmiga a la que tantas operaciones le han dejado una cara realmente inquietante, muy apropiada para una historia como esta.