martes, 27 de septiembre de 2011

La boda de mi mejor amiga (Bridesmaids)

El sleeper de este verano ha sido esta versión femenina de Resacón en Las Vegas que propone una comedia gamberra que utiliza algunos de los elementos de su modelo:

  • La boda como máxima aspiración, la búsqueda del Grial en forma de amor verdadero para una de las protagonistas, a la que ya casi se le ha pasado el arroz.
  • La amiga friki que esconde algunos secretos y que intenta ser el catalizador de muchos de los gags propuestos.
  • Humor más salvaje del habitual, alejándose a miles de kilómetros de los pastelones románticos de Jennifer López.

Sin embargo, las cabezas pensantes han hecho algunas variaciones para adaptarse al nuevo “target”(eminentemente femenino):

  • La envidia como eje y desencadenante de la trama frente a la obsesión masculina por el sexo que reinaba en Las Vegas.
  • Las paranoias con el ejercicio, la dieta, los vestidos, la “canción favorita”, todo lo que puede divertir al publico objetivo se explota al máximo.

El proyecto, respaldado por Judd Apatow, el gran innovador de la comedia en lo que llevamos de Siglo XXI, y capitaneado por una Kristen Wiig que ya se postula para los Oscars, se pasa de repetitivo (ojo, el doblaje es infecto), pero provoca risas e incluso carcajadas. Aunque, por supuesto, les gustará más a ellas pese a todos los topicazos sexistas…

No habrá paz para los malvados

A Enrique Urbizu le encantan los ambientes turbios de los bares cutres de tragaperras siniestras, cubatas baratos y rayas furtivas en el baño, de los puticlubs de carretera y de los personajes fracasados que buscan consuelo en el alcohol o en el sexo de pago. Desde su ya lejano debut en Todo por la pasta hasta este último y rimbombante titulo, los temas se repiten aunque con calidad dispar.

Si su mejor película hasta la fecha es La Caja 507, en No habrá paz para los malvados se propone un tour de force de originalidad, con un thriller que juega a sugerir más que a mostrar y a exigir al espectador que interprete lo que ve sin darle demasiadas explicaciones.

La jugada le sale mal, ya que lo que quiere ser original se convierte en aburrido, confuso y falto de interés. Sólo la fuerza de José Coronado y de un arranque poderoso se salvan de la quema en un metraje excesivo lleno de personajes desdibujados y absolutamente prescindibles.

martes, 6 de septiembre de 2011

La piel que habito

Qué pena que la omnipresencia mediática de Almodóvar finalmente haya casi desvelado la totalidad de los secretos de La piel que habito. La mejor manera de verla sería no conocer nada sobre su argumento y dejarse sorprender por su historia y por esos personajes atormentados que convergen en una casa de Toledo.

El deseo y sus inesperadas leyes llevan a un cirujano plástico (sensacional y muy contenido Banderas) a sentirse atraído por su experimento (tras ver a Elena Anaya, no parece que ninguna otra actriz hubiese podido enfrentarse a este personaje) aunque el pasado de ambos marca, y de qué manera, su relación.


Aunque se base en una novela de terror, yo no veo ni rastro de este género. Mucho menos ecos de Argento y el giallo como se ha publicado por ahí. El director, en un giro radical, abandona por completo las secuencias humorísticas que rompen el ritmo de muchas de sus películas y se lanza a un melodrama desaforado, uno de los más salvajes que se han visto, con una historia de amor realmente extrema de esas que sólo se atreve a contar él.


Con un estilo más depurado pero con diseño marca de la casa, La piel que habito no es apta para los detractores del manchego. Su tremenda personalidad está aquí más fuerte que nunca y abandona todas las concesiones a la comedia que le hacen reconciliarse a veces con sus críticos más feroces. Marciana como pocas, original como ninguna, o te gusta o la odias, no hay término medio. Y a mí me gusta.