Variable porque a una primera parte aburrida que sólo provoca bostezos y estupefacción (esa idílica comunidad poblada de escritores, el improbable concierto con precipitado final, la llegada de Tamara narrada con increíble desgana) le sigue una divertida e inesperada segunda mitad, en la que se precipitan los acontecimientos, los cotilleos y los enredos hasta llegar a un excelente final.
Como divertimento no está nada mal (superados los 45 minutos iniciales sin echar una cabezada) aunque de Frears siempre esperamos más.
Como divertimento no está nada mal (superados los 45 minutos iniciales sin echar una cabezada) aunque de Frears siempre esperamos más.
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