Aparte, la leyenda del arquero de Sherwood que roba a los ricos para dárselo a los pobres, enfrentado al Rey Juan, también ha generado horas y horas de cine, desde los clásicos de Errol Flynn y Disney hasta el horror de los 90 con Kevin Costner a ritmo de Bryan Adams. Ahora, Ridley Scott retoma el tema para hacer una innecesaria nueva versión del mito.
Con un pretendido rigor histórico que, sin embargo, parece extraído en la wikipedia, se narran los años anteriores a su etapa como proscrito. El regreso de las Cruzadas junto a Ricardo es el punto de partida. Con una ambientación excelente, un ritmo endiablado y un dominio de la narración que muy pocos como Scott poseen, Robin Hood entretiene pero adolece de tres defectos que dañan gravemente al conjunto:
* Un embotado y pasado de cervezas Russell Crowe no es nada creíble como ágil guerrero de regreso de una guerra en la que debería haber pasado mucha hambre.
* Su romance con la gélida Cate parecequemehetragadounsable Blanchett es de lo más inverosímil y asexuado que hemos visto nunca.
* Seguimos teniendo la sensación de que Ridley Scott rueda con el piloto automático, con brillantez pero sin pasión, como si supiese que nunca más podrá repetir la maestría de Alien, Blade Runner o Thelma y Louise.
Al final, lo mejor está en el villano interpretado por Mark Strong, muy por encima del resto del reparto y especialmente de un pésimo Oscar Isaac (Juan) pasado de saliva en todos los discursos que le tocan en el guión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario