sábado, 10 de abril de 2010

Lourdes


Pocas películas pueden presumir de una ambigüedad tan calculada como la de Lourdes. Quienes esperen un ataque frontal al negocio de los santuarios no lo van a encontrar. Quienes busquen reafirmar sus ideas religiosas tampoco.

La historia de Christine (interpretada por una sensacional y adorable Sylvie Testud), una enferma que acude en peregrinación al lugar donde la Virgen María se apareció a Bernadette, es seca, fría, heladora. Tiene un aire de documental lejano a los personajes a los que describe. Con otras intenciones la película podría haber sido un brutal melodrama, un filme de sobremesa o una apología del catolicismo o del ateísmo.

Sin embargo, Jessica Hausner prefiere diseccionar con habilidad quirúrgica las dudas que se plantean sobre los milagros: Si son realmente milagros o curaciones transitorias, qué parte hay de autosugestión, por qué precisamente son esas personas las beneficiarias de la gracia mariana, dónde está Dios cuando el sufrimiento se apodera de nosotros o de las personas a las que queremos.

Muchas preguntas y pocas respuestas nos da Hausner, dejando abiertas muchas lecturas, todas igual de sugestivas. Árida, pero a ratos apasionante, nadie interesado por el motivo que sea en la religión católica debería dejar de ver Lourdes.

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