martes, 2 de febrero de 2010

Ava y Jean




La casualidad ha unido a dos mitos del cine que, aparentemente, tuvieron muy poco que ver en la gestión de sus carreras y de sus vidas.

Por un lado, se ha han cumplido 20 años de la muerte de Ava Gardner, uno de los iconos del siglo XX, acostumbrada a interpretar a mujeres turbulentas y con una vida en la que hubo de todo: Desde matrimonios tumultuosos y hasta violentos (Mickey Rooney, Frank Sinatra) hasta un paso por España que aún muchos recuerdan, con noches llenas de excesos y alcohol

Por el otro, hace sólo unos días nos dejó Jean Simmons. Su rostro angelical la encasilló en papeles más dulces, aunque clavó algunas malas impactantes. Con una vida más convencional, la ausencia de papeles a finales de los 60 la arrastraron a una profunda depresión.

Lamentablemente, el cine las ignoró en los últimos años de sus vidas, como a todas las grandes, y sólo algunos papeles en televisión (Simmons en Norte y Sur y El Pájaro Espino; Gardner en Anno Domini) nos recordaron que serán inmortales al menos en nuestra memoria y siempre que podamos recuperar alguna de estas doce películas inolvidables:

AVA GARDNER

Forajidos (The Killers, Robert Siodmark) 1946
Tomando como punto de partida un relato corto de Hemingway, la película intentaba reconstruir el pasado de ese misterioso personaje (Burt Lancaster) asesinado de forma brutal en uno de los comienzos más impactantes de la historia del cine. En su desgracia tenía un papel fundamental una mujer “que no podía evitar ser así”. No era otra que una Garder en su primera (y absolutamente deslumbrante) aparición destacada en la gran pantalla. El cine negro luciendo como nunca en una cima inigualada del género.

Magnolia (Show Boat, George Sidney) 1951
También cantaba bien. Aunque en la primera versión estrenada las canciones fueron dobladas, posteriormente se recuperó la banda sonora original para disfrutar de los gorgoritos de Ava, que como la atormentada Julie La Verne era lo más destacado de este remake de la sensacional película de James Whale que, con una sublime Irene Dunne, era imposible mejorar.

Pandora y el holandés errante (Pandora and the Flying Dutchman, Albert Lewin) 1951
Rodada en parte en la costa catalana, esta rareza absoluta procede de un director con mucho talento que lamentablemente pudo demostrar en pocas películas (recordemos la sensacional El retrato de Dorian Gray). La protagonista es Pandora Reynolds, y con ese nombre sólo podemos esperar fatalidad para los hombres que se cruzan en su camino. Entre ellos James Mason y, nada menos, el torero Mario Cabré. Como seguro que no la ponen en la tele, hay que recuperarla ya en DVD.

Mogambo (John Ford) 1953
Única candidatura al Oscar para Ava en este sensacional relato de aventuras y pasiones turbulentas muy conocido por el rocambolesco doblaje que forzó la censura española y que manipulaba de forma insólita el argumento. Anécdotas aparte, con Ford tras la cámara y Grace Kelly, Clark Gable y Ava Gardner (impresionante a todo color y haciendo gala de una ironía que pocas veces pudo utilizar dado lo plano de los papeles que le ofrecían los estudios), Mogambo es un clásico indiscutible.

La condesa descalza (The Barefoot Contessa, Joseph L. Mankiewicz) 1954
La peripecia de la bailaora María Vargas desde un tablao en un improbable Madrid al estrellato mundial y sus sucesivas desventuras amorosas, le iban como anillo al dedo a la racial Ava. Un argumento que sobre el papel suena a folletín, en manos de Mankiewicz se convierte en un sublime melodrama en rabioso color que reflexiona sobre la soledad en la cumbre y las miserias de la fama. Y, además, Humphrey Bogart de coprotagonista. Un lujo.

La noche de la Iguana (The Night of the Iguana, John Huston) 1964
En una madurez que asomaba en un rostro que no ocultaba los excesos de su vida, aquí Ava era una mujer libre que escandalizaba en un México exótico y casi extraterrestre, reflejado por un Huston que utilizaba la deslumbrante fotografía en blanco y negro para abstraerse del drama turístico y convertir la historia en una impactante experiencia visual y emocional.


JEAN SIMMONS

Narciso Negro (Black Narcissus, Michael Powell y Emeric Pressburger) 1947
Recién salida de la adaptación de Dickens en Cadenas Rotas y a punto de conseguir su consagración en Hamlet, no se puede omitir en su carrera esta espectacular marcianada, insólita en la historia del cine, sobre la vida de un convento católico en la India. La fotografía de Jack Cardiff, nunca igualada, nos asomaba a la bondad y a la locura que anidaban entre esas inolvidables monjas (Deborah Kerr, Flora Robson…) literalmente al borde del abismo entre las que se colaba una salvaje y misteriosa Simmons.

Cara de Ángel (Angel Face, Otto Preminger) 1952
Sorprendente thriller en el que un Preminger en estado de gracia (¿alguna vez no lo estaba?) nos introducía en el seno de una turbulenta familia de la mano del enfermero Robert Mitchum. Aquí Jean Simmons era misteriosa y sospechosa, pero todas las dudas se aclaraban en un impactante final. Quién lo vea, no lo olvidará jamás.

Ellos y Ellas (Guys and Dolls, Joseph L. Mankiewicz) 1955
Flor extraña en la filmografía de su director y de sus actores principales (entre los que también estaban Marlon Brando y Frank Sinatra), la cinta ha ido ganando con los años hasta ser considerada un clásico indiscutible del musical. Las escenas de baile entre Brando y Simmons, excepcionales

El fuego y la palabra (Elmer Gantry, Richard Brooks) 1960
El fanatismo religioso reflejado como pocas veces o tal vez como ninguna. La vida del ambicioso y turbio predicador Elmer Gantry (Burt Lancaster) da un giro radical al conocer a Sharon Falconer (Simmons) tal vez la horma de su zapato o tal vez su complemento perfecto. Denuncia sobre la manipulación y sobre la facilidad con la que los rebaños humanos pueden ser manejados por líderes sin escrúpulos, se trata de una obra cumbre que habría que revisar muy detenidamente en los tiempos que corren.

Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrick) 1960
El peplum de Stanley Kubrick, como no podía ser de otra manera, tiene poco de convencional. Pese al tormentoso rodaje, está situado desde su estreno como uno de los títulos clave de su filmografía. Con un esplendor visual marca de su autor, en el excepcional reparto destaca Simmons como Lavinia, el gran amor del protagonista. Y cómo olvidar esa escena final en la cruz “Es tu hijo Espartaco, él es libre”. Y de fondo la música de Alex North. Impresionante.

Con los ojos cerrados (The happy ending, Richard Brooks) 1969
Con una carrera prematuramente acabada, tuvo que ser su marido, uno de los más grandes directores de la historia del cine, el que le ofreciese un papel que la apartase del ostracismo. Con los ojos cerrados es una excepcional disección sobre el matrimonio en la que la mirada y la voz de Simmons brillaban como nunca. Consiguió su segunda candidatura al Oscar pero después llegó el olvido y sólo algunos papeles secundarios en
televisión (ganó un Emmy por El Pájaro Espino), muchas veces indignos de su talento, pero que al menos la recuperaron para los que la echábamos de menos.

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