domingo, 26 de diciembre de 2010

Balada Triste de Trompeta

Con unos títulos de crédito antológicos que, al ritmo de tambores de Semana Santa, nos conducen por un popurrí de imágenes que van de la España Negra a la cañí, de Franco a la Macarena, de la tele de Ibáñez Serrador al malo de Flash Gordon, del Cristo Yacente a Raphael, arranca lo último de Álex de La Iglesia, premiado como director y guionista por Tarantino en Venecia. No es casualidad.

El director consigue su película más impactante visualmente. Con escenas auténticamente sensacionales (el prólogo, la transformación en payaso de Carlos Areces cuando está preso, la canción en el cine, el desenlace en las alturas) y un dominio de la cámara del que pocos pueden presumir en España, se aleja a años luz de todo lo que se ha hecho este año por estos lares, en un tour de force de talento y personalidad.
Lástima que como suele pasar en todo su cine, la historia no sea redonda, y tenga demasiados altibajos sólo compensados por golpes de efecto que intentan atraer la atención sobre una trama mal desarrollada.

Metáfora de una España zarandeada por dos bandos que acaban por destrozarla o catálogo de recuerdos de una época para olvidar tamizados por una indiscutible capacidad para impactar, seguro que Balada Triste de Trompeta no dejará indiferente a nadie.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Chloe

Atom Egoyan marcó en los 90 a los habituales de las salas en VO. El Liquidador y, sobre todo, Exótica y El Dulce Porvenir están entre lo mejor que se estrenó en esos años. En una televisión que no se parecía en nada a la actual programaron un ciclo de sus primeras películas y de madrugada nos quedamos boquiabiertos descubriendo rarezas como Cintas Cambiadas.

Relaciones familiares morbosas, siniestras, incomprensibles, voyeurismo, el VHS como defectuoso narrador, Canadá como escenario extraterrestre. Todo esto marcaba las obsesiones del director por entonces, recuperadas ahora en Chole.
Una pareja de alto estanding, de esas que en España enseñan su casa en La Sexta, comienza a tambalearse ante las sospechas de la ginecóloga esposa (Julianne Moore) de que su inteligente y profesor marido (Liam Neeson) la está engañando. Entra en juego una puta también de alto estanding, de esas que en España salen en los programas de Tele 5, que complicará y mucho la plácida y rica existencia del matrimonio y de su sensible, egoísta y ligón hijo.

El ambiente malsano y amenazador marca de Egoyan brilla como nunca gracias a los medios con los que ha contado esta vez, aunque el guión sea mucho más convencional y previsible de lo habitual. Pese a todo, reconforta reencontrarse con un cine diferente e inquietante, y comprobar de nuevo que los ricos también lloran (¿?)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Biutiful

Dice Alejandro González Iñárritu que el título de la película hace referencia a que incluso en las situaciones más terribles, siempre hay lugar para la belleza. Sin embargo, en este, su último trabajo, precisamente belleza no hay ninguna.

Más bien parece que el título sea irónico: El argumento es una acumulación inverosímil de desgracias, de personajes depauperados, de escenarios malolientes, de miseria, de comportamientos inmorales, de suciedad, de casas feas, de calles oscuras y repugnantes.
Los excesos de depresión, de negrura, de movimientos de cámara (esa redada a los manteros no puede estar peor rodada), de diálogos indescifrables, de metraje (dos horas y media), la absoluta falta de contención en un guión que quiere hacer Babel en Barcelona con catalanes, chinos, senegaleses… Todo suma un despropósito, una mancha negra en la carrera de su hasta ahora sensacional director. Lo que en sus anteriores filmes era poesía, drama desgarrador, vidas que colisionaban para mostrar un fresco realista de la sociedad de principios del S. XXI queda aquí en una caricatura, en un indigesto cruce de referencias que van desde el naturalismo (las hormigas, las cucarachas como espejo de los protagonistas) al terror japonés (las visiones de muertos) pasando por un desconcertante surrealismo (la discoteca con bailarinas que tienen culo en lugar de cara)
Sólo se salva algún momento poderoso (el taller oriental y los dormitorios-patera) y un Javier Bardem como siempre muy metido en el papel, aunque el resto del reparto esté bastante descompensado (ay, qué mal Maricel Álvarez como su mujer…)
Por lo demás, la España de ZP pinta terrible en esta cinta pagada en parte por RTVE. Servicios sociales inexistentes, policía corrupta y brutal, marginalidad extrema, inmigrantes explotados… El discurso de la cohesión social, del estado del bienestar, del “lo bien que se está aquí frente al neoliberalismo extremo” queda despedazado por la mirada del director mejicano.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La Red Social

Lo primero que sorprende de La Red Social es que haya tenido éxito en la taquilla. Es verdad que la recaudación no ha sido muy abultada en la España de Belén Esteban, pero sí en EEUU. El relato es relativamente complicado, la narración sobre el nacimiento de Facebook no ahorra en detalles, los puntos de vista se multiplican y acaba convirtiéndose en una película de juicios sin juicios.

Lo segundo que sorprende es que David Fincher se refugie en un estilo más o menos clásico (aunque no puede evitar “finchear” en la escena de la regata o en la cena en el restaurante japonés, con una puesta en escena decididamente barroca, excesiva, retorcida) y en un guión de Aaron Sorkin (creador de El Ala Oeste de la Casa Blanca, quizá lo más opuesto que se puede encontrar a Seven o a El club de la lucha) para poner a caldo al creador de Facebook.

Y quizá lo más sorprendente de todo es que este retrato amargo, cruel e incluso despiadado sirva para colocar a Mark Zuckerberg en el olimpo de los ídolos de frikis y no frikis, de estudiantes de informática y de empresariales, sedientos de dinero rápido y de ese éxito reluciente que tan bien muestra Fincher.

Las dos horas y media de La Red Social ansían hacer un retrato redondo sobre los mecanismos de poder de nuestro tiempo, sobre los nuevos modelos sociales y sobre cómo al burro (emocional) le puede sonar la flauta por casualidad. Superado un inicio algo aburrido, Fincher remonta el vuelo y consigue apasionar.

Lo más paradójico es que con una crítica tan severa y tan bien construida, el personaje negativo, con fracaso vital incluido ya sea un modelo social. Facebook ahora es el tercer país más poblado del mundo, pero probablemente alguien en alguna universidad ya esté creando su Némesis. Y seguro, seguro, le habrá encantado esta película y admirará a Zuckerberg…

martes, 16 de noviembre de 2010

Tamara Drewe

Stephen Frears parece empeñado en dar una de cal y otra de arena. A la apasionante La Reina siguió Cheri, intrascendente ejercicio que parecía un autohomenaje a su obra maestra absoluta, Las amistades peligrosas. Ahora, suma a su irregular filmografía una desconcertante comedia con tintes intelectuales e interés variable.

Variable porque a una primera parte aburrida que sólo provoca bostezos y estupefacción (esa idílica comunidad poblada de escritores, el improbable concierto con precipitado final, la llegada de Tamara narrada con increíble desgana) le sigue una divertida e inesperada segunda mitad, en la que se precipitan los acontecimientos, los cotilleos y los enredos hasta llegar a un excelente final.

Como divertimento no está nada mal (superados los 45 minutos iniciales sin echar una cabezada) aunque de Frears siempre esperamos más.

sábado, 30 de octubre de 2010

Saw VI

Clasificada X en un primer momento, tras un año ha llegado a España (país en el que, nos dicen, no existe la censura) Saw VI, al parecer con algunos cortes para no herir sensibilidades… La pregunta es qué sensibilidades va a herir, quién vaya a verla sabrá qué tipo de película es o si no le gusta siempre puede salirse del cine.

El primer “serrucho” se ha engrandecido con el paso del tiempo y ha quedado convertida en una de las cumbres del cine de terror de la última década. Una historia llena de giros inesperados, un desarrollo impecable y una angustia creciente que casi dejaba sin aliento con un tremendo final. Su guionista, Leigh Whannell intentó crear una trilogía coherente, y luego se ha mantenido como productor ejecutivo en las otras dos secuelas que, como es habitual en estos casos, bajaron el nivel de calidad dejándolo en mínimos algo cutres.
La sexta parte quiere ser más bestia con un comienzo realmente asqueroso, muy gore, pero luego nos sorprende con un inesperado mensaje social y de denuncia sobre las hipotecas basura y el sistema de seguros sanitarios privados de EEUU (¿¿??)

Pero que nadie se engañe, Saw VI no es una película de Ken Loach y quién se atreva con ella debe esperar un catálogo de torturas enrevesadas hasta el absurdo, mucha sangre, sadismo, ausencia absoluta de sentido del humor y, en este caso, una apología de la venganza más sanguinaria que, quizá, es lo que más ha molestado al ministerio que la prohibió.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Wall Street 2

En los años 80 Gordon Gekko acabó convirtiéndose en un icono de la época. Oliver Stone lo planteaba como un personaje negativo pero lo rodeaba de glamour, sexo y lujo, y pasó a ser un modelo a imitar para los yuppies. Algo así ya había sucedido con malos y malas de diferentes culebrones televisivos como Dallas, Dinastía o Falcon Crest, sobre el papel villanos pero lo bastante atractivos como para convertirse en referentes sociales.

20 años después vuelve el personaje aparentemente redimido para ilustrar las tesis de Stone sobre la crisis económica que sufrimos. No ha gustado a la derecha (que se ve demasiado reflejada en algunos personajes grotescos) ni a la izquierda que le vuelve a reprochar el poder de seducción con el que reviste los ambientes corruptos. El mejor elogio para la película es este, incomodar a unos y a otros.
Con una excepcional dirección artística y evidente dominio de la cámara y la ironía, el director nos introduce en el ojo del huracán financiero para mostrar la sinrazón de decisiones que se toman casi a través de máquinas y las devastadoras consecuencias que éstas han tenido y que seguramente volverán a tener. Porque si algo queda claro es que esta crisis no ha servido más que para reforzar a los que la provocaron que incluso han sacado tajada a través de ayudas gubernamentales.

Lo mejor, esa fiesta benéfica con baile incluido, toda una caricatura gigantesca de una absurda feria de vanidades. Y lo peor, un reparto con evidentes agujeros, especialmente unos poco creíbles Shia Labeouf y Carey Mulligan, demasiado corderos para enfrentarse a los lobos Douglas y Brolin.

martes, 19 de octubre de 2010

Pan Negro

Agustí Villaronga es uno de los directores más a contracorriente del cine español. Tras el cristal, su primera película, es una rareza objeto de culto entre los aficionados al terror. Después ha habido de todo, desde una intriga más convencional pero interesante (99.9), una enfermiza historia de aislamiento (El Mar), o un falso documental (Aro Tolbukhin)

Con Pan Negro intenta dar una visión diferente de la postguerra, de los buenos y los malos, los vencedores y los vencidos y la putrefacción moral que genera en una sociedad (en este caso un pueblo de la Cataluña profunda) una guerra civil.

Lo mejor está en ese tono morboso que tanto le gusta al director y que impregna toda la película, aunque la historia exigía mucho más y da la sensación de que de ha quedado a medias para no ser del todo políticamente incorrecto. Por supuesto los curas y los guardias civiles son grotescos, al igual que la señora rica del pueblo o el brutal alcalde franquista Sergi López. Tanto estereotipo arruina las intenciones transgresoras, como también un reparto muy desequilibrado y un doblaje al castellano realmente criminal.

Al menos es un intento de salirse de los caminos trillados del cine español (¿o catalán?) y ofrecer algo diferente. Sin duda lo mejor está en la contundencia de la escena inicial y en el regusto amargo de un final poco complaciente.

martes, 12 de octubre de 2010

Enterrado (Buried)

Recibida con loores nada menos que hitchcockianos, la película de Rodrigo Cortés ha despertado un sospechoso consenso mediático sobre la “angustia” que provoca o “las caras de terror de los espectadores” en la sala.

El anterior trabajo de Cortés, Concursante, era una exótica rareza que en parte predecía la crisis que se nos venía encima a través de una trama desconcertante que prometía sobre el papel pero que en la pantalla nos dejaba estupefactos por su falta de medida y por un desastroso guión.

Ahora, con propaganda grandilocuente que remite a Náufragos y declaraciones del director hablando de su intención de rodar Con la muerte en los talones en una tumba, se nos presenta una historia no apta para claustrofóbicos, bien rodada y con la simpatía que siempre despiertan los productos de serie b.
Pero un desarrollo algo cansino que la convierte en veneno para la taquilla (aunque redactores mal informados hablan de muchas copias en el estreno en EEUU, la cruda realidad es una mísera recaudación de 100.000$), la confusión anti-climática en alguna de sus escenas (la falta de luz frustra el momento serpiente que debería habernos dejado clavados en la butaca), un final pese a todo previsible y un terrible doblaje de esos que abundan actualmente con voces desquiciadas entre las que destaca ese secuestrador que suena realmente ridículo, frustran el objetivo de convertir esta agradable (o desagradable, según se mire) miniatura en un hito del género.
Imposible compararla con CSI-Peligro Sepulcral de Tarantino o con la antológica escena de Kill Bill 2.

domingo, 10 de octubre de 2010

Salida por la Tienda de Regalos (Exit Though The Gift Shop)

La tienda de regalos es la salida de la mayoría de los museos, y sirve como irónico título a este falso documental dirigido por el artista urbano Banksy. Para saber cual es su obra, basta con echar un vistazo a las fotos junto a este post (más, buscando a través del Gran Hermano Google). Para saber quién es él, tendremos que esperar.

En la película se esconde tras un juego de falsas identidades
y nos propone una sugestiva farsa a través del relato de Thierry Guetta, personaje polifacético que comienza grabando en vídeo la fiesta familiar cual dominguero para acabar siendo un cotizadísimo artista deseado por todos los coolhunters del, tan ridículo a veces, mercado del arte.

Banksy utiliza a Guetta tal vez para contar su propia historia, tal vez para engañarnos, tal vez para denunciar lo sencillo que puede ser convertirse en un fraude aplaudido por medio mundo. Se atrevió a colgar sus obras en la Tate Gallery o ha hacer una increíble performance en Disneylandia (¿?), y ahora irrumpe en el mundo del cine para desconcertarnos y, a ratos, apasionarnos con la descripción de un ¿arte? efímero, callejero e ilegal.



Seguramente no es el mejor documental del año, tampoco el mejor falso documental. Pero sí probablemente es el más interesante, el más inteligente y el más ambiguo. Dejemos que lo defina el propio artista: “La película es buena, si se la mira con bajas expectativas”. Palabra (¿?) de Banksy.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Lope

Financiada por Intereconomía (esa cadena de TV en la que se despelleja cada dos por tres al cine español) y Antena 3, se estrena Lope, una película sobre el gran escritor castellano interpretado por una actor argentino, dirigida por un brasileño, y situada en un insólito Madrid del S. XVI que recuerda constantemente a Marruecos, porque se ha rodado allí con nulo cuidado en las localizaciones y con extras sacados directamente de la medina haciendo de improbables ciudadanos de la capital del imperio de la época.
Sin sentido del ridículo, Andrucha Waddington pretende hacer un Shakespeare enamorado en el siglo de oro, pero el resultado es tan cutre que hace añorar algunos subproductos de Cifesa: Falta de medios, evidentes errores de reparto (Selton Mello que interpreta al portugués Marqués de Navas tiene un acento inglés que parece salido de Vaughan TV) y una pésima dirección de actores (Watling y López de Ayala probablemente nunca han estado peor, Alberto Amman se esfuerza tanto en anular el acento argentino que se olvida de interpretar)
Si la capa y espada española va a consistir en llevar argumentos de Física y Química al Siglo XVI, conmigo que no cuenten. Y además ahora quieren mandarla a los Oscar… Vaya ridículo, la única posibilidad que tiene es que voten por ella pensando que es algún subproducto exótico de Burkina Fasso.

martes, 14 de septiembre de 2010

Depredadores (Predators)

Depredador, la película de John McTiernan es uno de esos recuerdos imborrables de los 80. No era gran cosa, sobre todo si la comparamos con hitos de la época (Alien, Terminator), pero la nostalgia nos puede y parece mejor ahora de lo que fue entonces.

La saga se prostituyó después con una infumable secuela y con un enfrentamiento frente a un Alien en una pirámide.

Ahora Nimrod Antal sitúa a los extraterrestres invencibles en una ¿isla? que recuerda a Perdidos y en la que aterrizan gentes diversas que aparentemente no se conocen de nada y que han de luchar para sobrevivir en tierra hostil. Con referencias directas a El malvado Zaroff, la tesis de Antal es que tan depredadores son los cazadores como los cazados, representativos de lo peor de la especie humana.

Con estos ingredientes al menos la diversión debería estar asegurada teniendo en cuenta los medios técnicos que se manejan. Pero la película se desinfla en la segunda mitad en la que es difícil evitar los bostezos. Todo ya muy visto, incluido ese final “sorpresa”. Y el tirillas Adrien Brody no era el más apropiado para relevar a Schwarzenegger...

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Estrella Brillante (Bright Star)

Con El Piano, Jane Campion no sólo consiguió un puñado de Oscars, la Palma de Oro en Cannes y el reconocimiento de medio mundo (el otro medio odió las piruetas de la ahora enamorada de un vampiro Anna Paquin y la música de Michael Nyman). Consiguió además transportarnos a muchos a aquel recóndito paraje junto a una excepcional Holly Hunter y que nos sintiésemos parte de aquella desgraciada historia.

Lo que vino después defraudó todas las expectativas (especialmente el horror de En carne viva, con una Meg Ryan en pleno postoperatorio de su terrorífica reforma facial).


Ahora Campion vuelve al cine de otra época para contarnos la desgraciada vida y amores del poeta John Keats. De nuevo nos engancha aunque no le podemos perdonar tres errores garrafales:

  • La sobrecarga de cursilería, contenida a veces, pero que estalla en unos títulos de crédito finales realmente insoportables por esa música de fondo que acompaña al poema que cierra la película.
  • El guión se pone al servicio de la puesta en escena, con relamidos planos, excesos artísticos y metafóricos que saturan (las cortinas volando y haciendo penetrar el aire bajo el camisón de la protagonista)
  • No sabemos nada de los secundarios, que tanto juego dan siempre. Son como floreros o manteles, parte de la decoración.

Una lástima, porque el poderío narrativo de la directora es evidente, pero esta vez ni nos emociona ni nos deslumbra, y nos decepciona por el brillo que adivinamos, pero que nunca se muestra en todo su esplendor.

lunes, 30 de agosto de 2010

Toy Story 3

La película del verano es sin lugar a dudas ésta. Si el año pasado en este blog se ponía a caldo Up por los excesos de almíbar y lo absurdo de su historia, ahora toca reconocer que Toy Story 3 es un hito en la historia de Pixar y en la de la animación.

Si la primera parte de Una Historia de Juguetes flaqueaba por su corrección política y por hacer un drama excesivo a partir de la obsesión americana por competir, en la segunda parte un argumento más propio del cine de acción enganchaba y divertía. Pero lo que se nos ofrece ahora supera todo lo anterior.
Tomando como referencia el género carcelario y el terror, bajo una apariencia amable para toda la familia, se esconden agridulces reflexiones sobre el abandono y el paso de la infancia a la edad adulta. Con un guión de hierro y unos secundarios memorables, el director Lee Unkrich (de los más brillantes de la casa, suyas son Buscando a Nemo y Monstruos S.A.) consigue lo más difícil: Divertir a partir de una trama de aventuras pero también emocionar profundamente con unos personajes sensacionales (ay, ese peluche Abracitos) y con escenas auténticamente memorables, especialmente los diez minutos finales que difícilmente le dejarán el lagrimal seco a alguien.

Como escribe Popy Blasco en su blog, Toy Story 3 no se merece el Oscar sino el Nobel.

viernes, 27 de agosto de 2010

El Silencio de Lorna

Los Hermanos Dardenne de caracterizan por un cine seco, sin concesiones, con tramas que podrían considerarse de cine social con la diferencia de que sus personajes no están nada idealizados. Por ser pobres o estar explotados normalmente no son mejores personas que sus explotadores.

En El silencia de Lorna dulcifican relativamente su discurso. La protagonista está inmersa en una trama de bodas de conveniencia que a veces le hace actuar de manera deplorable, pero en esta ocasión su relación con el marido heroinómano la redime frente a otros personajes de los directores, como la tremenda Rosetta (Palma de Oro en Cannes)


Aquí Lorna (y especialmente su marido) actúan como contrapunto a un mundo sucio y despiadado en el que los sentimientos no cuentan. Con un retrato muy realista de la adicción a las drogas en la primera parte de la película, los Dardenne consiguen algunos de los mejores momentos de su filmografía (el mono que acaba en polvo, el internamiento en el hospital, la despedida en la bicicleta seguida de una excelente elipsis). La segunda parte no está a la altura, aunque ese final abstracto e inverosímil que ha sido tan criticado tiene el encanto de las rarezas.

domingo, 15 de agosto de 2010

Origen (Inception)

Tras un inexplicable despliegue de energía para volver a la cansina historia de Batman, Christopher Nolan regresa al terreno más interesante de su filmografía. Si Insomnio y El truco final fueron intentos en parte fallidos por recuperar un estilo y una personalidad que dejaron a medio mundo boquiabierto con Memento, ahora, Origen se convierte en su mejor película desde aquella historia contada al revés, una inalcanzable obra maestra que gana enteros con el tiempo.

El talento como narrador de Nolan es abrumador. Su virtuosismo técnico también. En El Caballero Oscuro saturaba e irritaba. Aquí pese al ruido atronador deslumbra su capacidad para manejar una sensacional historia sobre el papel tremendamente compleja y hacerla accesible. Con referencias que van desde Matrix hasta Kubrick, la descripción del mundo de los sueños, su influencia en nuestras emociones y la aterradora posibilidad de manipularlos se disfraza de gran espectáculo de acción. El montaje, la música, los actores, los escenarios, los efectos especiales, esos paisajes oníricos, ese impresionante tour de force mientras la furgoneta cae durante nada menos que 45 minutos… Todo encaja en un gigantesco puzzle que parece tener millones de piezas. Ese puzzle sólo podía completarlo un director privilegiado. Y sólo un director privilegiado podía hacérselo entender a públicos masivos.Origen se sitúa desde ya entre lo mejor de la ciencia ficción de todos los tiempos y está llamada a tener decenas de imitaciones. Imprescindible.

viernes, 6 de agosto de 2010

Splice: Experimento Mortal

Poca fe tienen los distribuidores en esta película cuando la estrenan en cuatro cines y casi de tapadillo en agosto. Lo curioso es que su director, Vincenzo Natali, es el autor de una obra de culto indiscutible entre los aficionados al terror: Cube. Sin embargo, parece que nadie confía en que pueda competir con Pesadilla en Elm Street en la cartelera.

Tomando como ilustre referencia el cine de seres deformes de la añorada primera etapa de David Cronenberg, Natali consigue hacernos disfrutar lo indecible a los fans de este tipo de cine. Con frialdad típica canadiense y un estimulante tono de cuento cruel, nos introduce en la retorcida historia de dos científicos ambiciosos (sensacionales Adrien Brody y Sarah Polley) cuyos experimentos acaban totalmente fuera de control, física y emocionalmente.


Con sorprendentes ramificaciones morales (la oscura infancia de ella que aparece en sus decisiones de la segunda parte, las terribles dudas sobre si matar a un ser vivo de inquietante futuro cuando se le quiere casi como a un hijo, el sexo malsano con connotaciones incestuosas) y alguna escena antológica (especialmente esa junta de accionistas en la que nada sale como se esperaba), Splice toma el relevo de lo que el año pasado fue Arrástrame al infierno para los aficionados al terror: El oasis en medio del secarral veraniego que nos devuelve a los mejores autores del género en plena forma.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Una hora más en Canarias

El éxito de El otro lado de la cama le pareció a su guionista David Serrano mérito exclusivo de él mismo. Lo que aportó el director Emilio Martínez Lázaro era irrelevante y se lanzó a la dirección. De ahí surgió un gran éxito (Días de fútbol) y un rotundo fracaso (Días de cine). Pero en los dos casos demostró que no conocía el oficio y que los resultados eran desastrosos, al menos artísticamente.

Ahora lo vuelve a intentar con Una hora más en Canarias. Su discreta recaudación la aúpa, pese a todo, como la película española más taquillera del verano. No había competencia, pero también es verdad que tiene una clara relación ética y estética con los subproductos que triunfan en audiencia en la TDT.

Con un look tercermundista, una puesta en escena lamentable y unos diálogos de besugos y besugas, esta película entronca directamente con lo más idiota de “nuestro” cine. Por ejemplo, esas comedietas turísticas tipo En un lugar de La Manga.

El director dice que pretendía hacer un anti-musical. Más bien da la sensación de que era incapaz de rodar con solvencia las coreografías o se quedó sin dinero a mitad de la película y tuvo que recurrir, para encontrar financiación, a menciones publicitarias en los diálogos que nos dejan con la boca abierta hasta a los que conocemos el sector.
Al final más que un anti-musical, ha rodado una anti-película. Incluso, hay a quién le gusta. Increíble.

sábado, 31 de julio de 2010

Pesadilla en Elm Street

De Viernes 13 a La mataza de Texas, la mayoría de los clásicos del cine de terror de los 70 y 80 han sido revisados por Michael Bay como productor. Es un pésimo director (La Roca, Pearl Harbour) y como tal le dedicaron hasta un capítulo en South Park, pero demuestra claramente que tiene olfato para ganar pasta en la taquilla.

Sólo en Las colinas tienen ojos se sacó cierto partido al remake. En el resto la fotocopia palidece ante el original y esto también sucede con Pesadilla en Elm Street. El impacto que causó la película de Wes Craven en el año 84 se queda ahora en nada. Escenas calcadas, prácticamente ninguna variación en la trama y nula capacidad de sorpresa. Hay actores nuevos todos con pinta de haber salido de La saga Crepúsculo, es decir caras blanquísimas y aspecto vampírico.

Tras 8 secuelas (la última hace apenas 7 años), Freddy Krueger estaba ya más que quemado, achicharrado. Lo único interesante es ver lo que hace con el personaje del asesino Jackie Earle Haley (que fue candidato al Oscar hace un par de años por interpretar a un pederasta). Es verdad que resulta inquietante en las escenas en las que se explica el origen de Freddy, pero estamos hablando de escasos minutos mientras en el resto nos da igual que sea él o Jorge Javier Vázquez el que hace del monstruo, ya que no se le ve un pijo detrás de kilos de maquillaje.

Así que al director, Samuel Bayer, más le vale heredar el negocio farmacéutico de su familia (si es que tiene algo que ver con los Bayer de las aspirinas) porque lo del cine no se le da demasiado bien, sobre todo si se dedica a plagiar (aunque sea de forma autorizada) lo que ya hicieron otros mejor.

viernes, 30 de julio de 2010

Villa Amalia

El último cine francés tiene fama de ladrillo, en muchos casos con fundamento, pero como cualquier generalización puede ser injusta. Villa Amalia recoge lo mejor y lo peor del país vecino: Temas diferentes, atractivos, que por supuesto nunca Hollywood (ni el cine español) abordará, pero con una forma narrativa morosa, a veces crispante.
Isabelle Huppert es de nuevo pianista aunque, a diferencia de la película de Michael Haneke en la que también lo era y encontraba placer sexual en cortarse la vagina con una cuchilla de afeitar, aquí decide plantar a su infiel marido y dejarlo todo para huir lejos del mundanal ruido. La actriz francesa clava como nadie estos papeles de tía borde.

Nos da mucha envidia verla en playas desiertas de la Bretaña o con vistas espectaculares desde una recóndita villa italiana mientras en España cuesta encontrar hueco para la sombrilla. Y tal vez también nos dé envidia ver cómo se escapa para iniciar una vida quizá más solitaria pero seguro que más feliz. Lástima que no tengamos pianos por los que nos paguen un pastón en efectivo como a ella.

En pleno verano tenemos más tiempo y más paciencia para disfrutar del cine contemplativo, pero a ratos apasionante, que nos ofrece Benoît Jacquot. Habrá quién lo encuentre irritante, pero hay veces en las que merece la pena hacer un pequeño esfuerzo para alejarse de todo, aunque sea sólo viendo una película.

lunes, 28 de junio de 2010

Yo soy el amor (Io sonno l'amore)


Algunos han hablado hasta de El Gatopardo al escribir sobre lo último de Luca Guadagnino. Sorprendía porque su currículo no es nada brillante (lo último, la adaptación del libro-escándalo Melissa P), pero tras ver la película directamente las comparaciones ofenden.

El retrato de una rica familia milanesa comienza con atención a detalles como la mantelería o los cubiertos de la cena. Luego descubrimos que la supuesta crítica social llega a través de la reprimida protagonista, asfixiada en su vida contemplativa de las vajillas, que se lanza al folleteo loco con un barbudo que pasaba por allí.
Pretendidamente preciosista, ambiciosa en sus referentes (incluso parece apuntar hacia Madame Bovary), Yo soy el amor acaba cayendo en el más espantoso de los ridículos y en un amaneramiento formal que provoca carcajadas: Desde la persecución por San Remo y el orgasmo campestre en el que los protagonistas son los insectos (!) hasta ese tremendo final con un entierro en el que se desata una tormenta que hace llorar a las estatuas (?) mientras una paloma vuela en el interior del mausoleo.

La música, lo forzado de la puesta en escena, la sobreactuada Tilda Swinton… Todo parece indicar que el director se cree un gran artista que maneja una historia trascendente cuando el resultado sólo consigue sonrojar. Nos queda, eso sí, el divertimento de ver cómo la cirugía ha convertido a la sexagenaria Marisa Berenson (foto inferior a la izquierda) casi en gemela de la últimamente de moda Vera Farmiga (Up in the air, foto inferior derecha).

domingo, 20 de junio de 2010

Rabia

El Festival de Cine de Málaga provoca aglomeraciones y locuras en una ¿aburrida? ciudad mediana que espera como agua de mayo la llegada de la troupe del cine español. Lamentablemente, las películas que allí se ven con tanta expectación, en la mayoría de los casos, se estrellan en taquilla.

Es el caso de la ganadora del festival. Rabia consiguió la biznaga de oro a la mejor película pero apenas ha durado dos semanas en cartelera y sobrevive en horarios inverosímiles en cines del extrarradio en los que no podrá competir con Shrek 4 o Toy Story 3.


Adaptando la novela de Sergio Bizzio, Rabia nos ofrece una claustrofóbica historia que comienza cuando un inmigrante se debe refugiar en la casa en la que trabaja como asistenta su novia. La intriga, los conflictos familiares y el vouyerismo fluyen con facilidad y enganchan al espectador morboso, al que le gusta meterse por unas horas en casa ajena para observar las pequeñas y grandes miserias de sus vecinos.

Quizá el director Sebastián Cordero se queda algo corto en la mayoría de los frentes abiertos y al final puede dejar insatisfechos tanto a los que querían más claustrofobia como a los que querían más mal rollo familiar. Los actores tampoco dan todo lo esperado. Siempre queremos más de Concha Velasco, descafeinada como señora de vino blanco e infusión alcohólica. Y algo desconcertados nos deja Icíar Bollaín como la hija pija y caprichosa. Por encima de ellas, una excelente Martina García, a la que en breve veremos en Biutiful, y Alex Brendemühl.
Pero no seamos tan exigentes. Una película que a veces recuerda al mejor Polanski y que en gran parte del metraje nos atrapa en su juego perverso merece ser rescatada antes de que muera para siempre en el olvido de la multisala.

lunes, 14 de junio de 2010

Jacuzzi al Pasado


Si con Resacón en Las Vegas alcanzó su cima el bromance, o sea, cine sobre camaradería masculina, de grupo de amigos que se quieren un huevo y no son homosexuales, que se pueden acostar juntos sin dudar de su opción sexual, que se corren juergas guarras con alcohol, porros y comida basura… Con Jacuzzi al pasado el subgénero vuelve a la categoría más baja, la de comedieta imbécil con fallos garrafales de guión, con bromas que pierden fuelle minuto a minuto y con actores que vivieron tiempos mejores o directamente no vivieron ningún otro tiempo fuera de alguna serie cutre de la que proceden.



Aquí el punto de partida podría haber dado pie a algo mucho mejor: El jacuzzi como surrealista máquina del tiempo, el viaje a los añorados 80, la evidente parodia de Regreso al Futuro. La primera media hora promete pero lo previsible del resto, la nula gracia de la mayoría de los chistes de la segunda parte, lo poco que aprovecha el guión la época a la que viajan los protagonistas, la absurda aparición de Chevy Chase, la pinta de insoportablemente colocado que tiene el calvo Rob Coddry, ese pegajoso final feliz… Todo lleva al naufragio a esta película que tal vez dentro de 20 años le haga alguna gracia nostálgica a los que ahora tienen 15 y la vean por la tele en una aburrida tarde del futuro. Quién sabe.