viernes, 19 de marzo de 2010

Un Profeta


La media hora inicial de Un Profeta es memorable. Con una capacidad de síntesis envidiable, el director Jacques Audiard nos introduce en un mundo claustrofóbico, agresivo y despiadado de la mano su protagonista. Así comienza su educación criminal en chirona (y fuera) que continuará durante dos horas más (6 años para el “profeta”) en las que hay poco lugar para el humor o para tomar aire.

Este año hemos visto otra película carcelaria premiada. Celda 211 nos proponía un motín y unos personajes supuestamente impactantes. Las comparaciones son odiosas, pero tras ver la salvaje historia de Audiard, Luis Tosar y compañía nos parecen Blancanieves y los siete enanitos.
Tal vez porque su dominio de los tiempos es mayor o, sobre todo, por la magistral manera de filmar del director francés y de cómo transmite con aparente economía de recursos la procesión interior de sus criaturas, el aprendiz y el siniestro profesor, y por lograr algo que consiguen sólo los grandes: la plena identificación del espectador con lo que ve en pantalla, en este caso que se sufra con el padecimiento inicial del joven supuestamente inocente y que se goce con su posterior ascensión en el sistema de clases dentro de la prisión.

Con escenas que se quedan en la retina durante mucho tiempo (el primer asesinato, el intenso primer permiso, el atropello del ciervo, la humillación del líder corso, la muy inquietante última escena), la conclusión final sobre la escasa validez de un sistema penitenciario que actúa más como una universidad criminal poblada de corrupción que como un mecanismo de redención, nos hace retorcernos en la butaca y nos plantea interrogantes que se nos hurtan todos los días desde los desinformativos de la telebasura.

1 comentario:

  1. Cierto es que las conparaciones son odiosas, pero creo que ayudan a poner a todo el mundo en su lugar. Cine frances vs español - celda 211 vs Un profeta...nada más que decir.

    Magistral película. Un detalle; los vestuarios, decorados y fotografia junto con los diálogos y personaje que imprimen ese realismo a la película que hace que te quedes pegado...al sofa en mi caso.

    Trigo

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