martes, 14 de junio de 2011

Insidious

El cine de casas encantadas tiene algunos de sus hitos en Amytiville (inolvidable esa familia que abandona precipitadamente su hogar en medio de una explosión de horrores) y, especialmente, en The Haunting de Robert Wise, sometida hace unos años a un vergonzante remake con Catherine Bipolar-Jones.

Poltergeist nos marcó en los 80, con esa extraña mezcla de terror, surrealismo y empalago familiar. Este parece ser, junto a El Exorcista, el modelo de Insidious. Modelo al menos en la narración, de un clasicismo ejemplar. El comienzo nos lleva a una inquietante casa en la que se desarrolla el planteamiento. Mucha sugerencia, drama familiar y una angustia que va in-crescendo ayudada por una excelente fotografía en tonos apagados, que fomenta la sensación de claustrofobia, y una música altamente efectiva.

La segunda parte da un giro para meternos en la atracción de feria, con apariciones y una movida sesión espiritista de por medio. La inteligencia del director y su maestría en el género se demuestra en su control del histrionismo y de las imágenes inquietantes (esa vieja…), y en el sensacional final, de esos imprescindibles para redondear un gran filme de terror.James Wan también dirigió Saw, y allí demostró que más allá de una temática impactante, era capaz de dominar los tiempos y mantener al público clavado en la butaca. En Insidious conserva intacto todo su talento y genera escenas de esas que se quedan grabadas para siempre en la retina del espectador para reaparecer en sus pesadillas.

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