sábado, 30 de octubre de 2010

Saw VI

Clasificada X en un primer momento, tras un año ha llegado a España (país en el que, nos dicen, no existe la censura) Saw VI, al parecer con algunos cortes para no herir sensibilidades… La pregunta es qué sensibilidades va a herir, quién vaya a verla sabrá qué tipo de película es o si no le gusta siempre puede salirse del cine.

El primer “serrucho” se ha engrandecido con el paso del tiempo y ha quedado convertida en una de las cumbres del cine de terror de la última década. Una historia llena de giros inesperados, un desarrollo impecable y una angustia creciente que casi dejaba sin aliento con un tremendo final. Su guionista, Leigh Whannell intentó crear una trilogía coherente, y luego se ha mantenido como productor ejecutivo en las otras dos secuelas que, como es habitual en estos casos, bajaron el nivel de calidad dejándolo en mínimos algo cutres.
La sexta parte quiere ser más bestia con un comienzo realmente asqueroso, muy gore, pero luego nos sorprende con un inesperado mensaje social y de denuncia sobre las hipotecas basura y el sistema de seguros sanitarios privados de EEUU (¿¿??)

Pero que nadie se engañe, Saw VI no es una película de Ken Loach y quién se atreva con ella debe esperar un catálogo de torturas enrevesadas hasta el absurdo, mucha sangre, sadismo, ausencia absoluta de sentido del humor y, en este caso, una apología de la venganza más sanguinaria que, quizá, es lo que más ha molestado al ministerio que la prohibió.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Wall Street 2

En los años 80 Gordon Gekko acabó convirtiéndose en un icono de la época. Oliver Stone lo planteaba como un personaje negativo pero lo rodeaba de glamour, sexo y lujo, y pasó a ser un modelo a imitar para los yuppies. Algo así ya había sucedido con malos y malas de diferentes culebrones televisivos como Dallas, Dinastía o Falcon Crest, sobre el papel villanos pero lo bastante atractivos como para convertirse en referentes sociales.

20 años después vuelve el personaje aparentemente redimido para ilustrar las tesis de Stone sobre la crisis económica que sufrimos. No ha gustado a la derecha (que se ve demasiado reflejada en algunos personajes grotescos) ni a la izquierda que le vuelve a reprochar el poder de seducción con el que reviste los ambientes corruptos. El mejor elogio para la película es este, incomodar a unos y a otros.
Con una excepcional dirección artística y evidente dominio de la cámara y la ironía, el director nos introduce en el ojo del huracán financiero para mostrar la sinrazón de decisiones que se toman casi a través de máquinas y las devastadoras consecuencias que éstas han tenido y que seguramente volverán a tener. Porque si algo queda claro es que esta crisis no ha servido más que para reforzar a los que la provocaron que incluso han sacado tajada a través de ayudas gubernamentales.

Lo mejor, esa fiesta benéfica con baile incluido, toda una caricatura gigantesca de una absurda feria de vanidades. Y lo peor, un reparto con evidentes agujeros, especialmente unos poco creíbles Shia Labeouf y Carey Mulligan, demasiado corderos para enfrentarse a los lobos Douglas y Brolin.

martes, 19 de octubre de 2010

Pan Negro

Agustí Villaronga es uno de los directores más a contracorriente del cine español. Tras el cristal, su primera película, es una rareza objeto de culto entre los aficionados al terror. Después ha habido de todo, desde una intriga más convencional pero interesante (99.9), una enfermiza historia de aislamiento (El Mar), o un falso documental (Aro Tolbukhin)

Con Pan Negro intenta dar una visión diferente de la postguerra, de los buenos y los malos, los vencedores y los vencidos y la putrefacción moral que genera en una sociedad (en este caso un pueblo de la Cataluña profunda) una guerra civil.

Lo mejor está en ese tono morboso que tanto le gusta al director y que impregna toda la película, aunque la historia exigía mucho más y da la sensación de que de ha quedado a medias para no ser del todo políticamente incorrecto. Por supuesto los curas y los guardias civiles son grotescos, al igual que la señora rica del pueblo o el brutal alcalde franquista Sergi López. Tanto estereotipo arruina las intenciones transgresoras, como también un reparto muy desequilibrado y un doblaje al castellano realmente criminal.

Al menos es un intento de salirse de los caminos trillados del cine español (¿o catalán?) y ofrecer algo diferente. Sin duda lo mejor está en la contundencia de la escena inicial y en el regusto amargo de un final poco complaciente.

martes, 12 de octubre de 2010

Enterrado (Buried)

Recibida con loores nada menos que hitchcockianos, la película de Rodrigo Cortés ha despertado un sospechoso consenso mediático sobre la “angustia” que provoca o “las caras de terror de los espectadores” en la sala.

El anterior trabajo de Cortés, Concursante, era una exótica rareza que en parte predecía la crisis que se nos venía encima a través de una trama desconcertante que prometía sobre el papel pero que en la pantalla nos dejaba estupefactos por su falta de medida y por un desastroso guión.

Ahora, con propaganda grandilocuente que remite a Náufragos y declaraciones del director hablando de su intención de rodar Con la muerte en los talones en una tumba, se nos presenta una historia no apta para claustrofóbicos, bien rodada y con la simpatía que siempre despiertan los productos de serie b.
Pero un desarrollo algo cansino que la convierte en veneno para la taquilla (aunque redactores mal informados hablan de muchas copias en el estreno en EEUU, la cruda realidad es una mísera recaudación de 100.000$), la confusión anti-climática en alguna de sus escenas (la falta de luz frustra el momento serpiente que debería habernos dejado clavados en la butaca), un final pese a todo previsible y un terrible doblaje de esos que abundan actualmente con voces desquiciadas entre las que destaca ese secuestrador que suena realmente ridículo, frustran el objetivo de convertir esta agradable (o desagradable, según se mire) miniatura en un hito del género.
Imposible compararla con CSI-Peligro Sepulcral de Tarantino o con la antológica escena de Kill Bill 2.

domingo, 10 de octubre de 2010

Salida por la Tienda de Regalos (Exit Though The Gift Shop)

La tienda de regalos es la salida de la mayoría de los museos, y sirve como irónico título a este falso documental dirigido por el artista urbano Banksy. Para saber cual es su obra, basta con echar un vistazo a las fotos junto a este post (más, buscando a través del Gran Hermano Google). Para saber quién es él, tendremos que esperar.

En la película se esconde tras un juego de falsas identidades
y nos propone una sugestiva farsa a través del relato de Thierry Guetta, personaje polifacético que comienza grabando en vídeo la fiesta familiar cual dominguero para acabar siendo un cotizadísimo artista deseado por todos los coolhunters del, tan ridículo a veces, mercado del arte.

Banksy utiliza a Guetta tal vez para contar su propia historia, tal vez para engañarnos, tal vez para denunciar lo sencillo que puede ser convertirse en un fraude aplaudido por medio mundo. Se atrevió a colgar sus obras en la Tate Gallery o ha hacer una increíble performance en Disneylandia (¿?), y ahora irrumpe en el mundo del cine para desconcertarnos y, a ratos, apasionarnos con la descripción de un ¿arte? efímero, callejero e ilegal.



Seguramente no es el mejor documental del año, tampoco el mejor falso documental. Pero sí probablemente es el más interesante, el más inteligente y el más ambiguo. Dejemos que lo defina el propio artista: “La película es buena, si se la mira con bajas expectativas”. Palabra (¿?) de Banksy.